jueves, 24 de febrero de 2011

"El futuro del Periodismo es online"


Los representantes de cinco grandes periódicos mundiales (Le Monde, El País, The New York Times, The Guardian y la revista Der Spiegel) se dieron cita ayer en el Auditorio del Museo Reina Sofía de Madrid para debatir sobre periodismo, Wikileaks y la revolución árabe. Al menos en un principio eso fue lo estipulado. Más de dos horas de cola, gente acumulándose alrededor del edificio, y la sala a rebosar (mas las contiguas con pantallas) reveló la importancia de este debate. Sin embargo, los resultados no fueron del todo reveladores, al menos tanto como se esperaba.
Abrió el debate Javier Moreno, director de El País, tras un vídeo de presentación sobre la actuación del periódico español ante la filtración de los cables. Cerca de cinco minutos que recogían los testimonios de los principales responsables del diario, con explicaciones acerca de la actuación de los periodistas, la investigación y la publicación de los cables. Una pregunta queda sobre la mesa: "¿Creéis que Wikileaks ha cambiado el Periodismo?".
Los cinco están de acuerdo en la relación entre democracia, libertad de expresión y Periodismo. Con una anécdota personal de finales de la dictadura española, Sylvie Kauffmann, directora del periódico francés Le Monde, ejemplifica la importancia del papel de la prensa en la construcción de la democracia. "Wikileaks no es más que un nuevo instrumento para favorecer la transparencia". La libertad de expresión, afirmó Alan Rusbridger, director de The Guardian, es muy importante en nuestro tiempo ya que con Internet se eliminan las fronteras, se puede publicar pensando no solo en quién va a comprar el periódico, sino en la reacción de personas de todo el mundo.
Una segunda cuestión que plantea Moreno es si, como responsables de la publicación de los documentos, tuvieron dudas en si deberían entregarlos a la gente tal cual los recibieron ellos o si deberían haberse tratado de algún modo, tal como realmente se ha hecho. Una vez más, todos coinciden en que se pondrían en peligro muchas identidades si hubiesen sido publicados en su totalidad. Para su mejor comprensión, explica Kauffmann, fue necesaria una labor de selección, contextualización y, tal como dictan las reglas del periodismo tradicional, hubo que contrastar mucha información con expertos. Esto último, resalta, fue algo muy positivo ya que "últimamente ha dejado de hacerse", y debería estar siempre presente si hablamos de rigor periodístico. Rusbridger resaltó la exitosa iniciativa de The Guardian. Tras publicar los documentos redactados y adaptados que seleccionaron mediante los criterios que se decidieron en el diario, se preguntó a los lectores qué otros temas querrían ver publicados. El resultado, afirmó, fue muy positivo, con decenas de miles de respuestas ciudadanas.
Esta segunda cuestión me hizo pensar si no fue una imprudencia del propio Assange entregar los documentos tal cual los recibió. ¿No pensó que dentro de los propios periódicos podría haber alguna filtración? Por mucho rigor que ellos mantengan al publicar los cables debidamente adaptados al público, no podría tener una seguridad completa de que ciertos datos no iban a salir de las redacciones. Por desgracia, este debate no estuvo abierto al público, a pesar de que se nos ofreció la oportunidad de hacer preguntas, preguntas que no llegaron a los ponentes. Para mi, esta cuestión quedó en el aire. Sí se debatió sobre el papel de Assange, "¿ángel o demonio?", sin llegar a una conclusión clara. ¿Se trata de una fuente, un intermediario, un periodista o, tal como se le está tratando actualmente, un delincuente? Todos defendieron que debería ser protegido por la primera enmienda, al igual que los periodistas. Pero, ¿su trabajo es igual al de un periodista, o no?
No solo se habló del criterio de los periódicos, sino también del de los lectores. Tercera cuestión que plantea Javier Moreno: "¿hubo presión de la gente por no publicar todos los datos, o todo lo contrario, quejas por dar información sobre los gobiernos?". En Francia y EEUU, donde los estados representan un poder muy fuerte para los ciudadanos, se criticó a los medios por publicar los cables ya que podrían poner en peligro a los gobiernos. En Alemania, España y Reino Unido, el sentimiento fue contrario. Se instó a los periódicos a que diesen más datos, a que enjuiciasen a los protagonistas de las informaciones y se investigase más cada caso, cosa que, personalmente, creo que no se ha hecho, y debería haber sido el principal objetivo de estos medios dado su poder ante la opinión pública.
Aunque este tema dominó todo el debate, Moreno quiso referirse en los últimos minutos (habíamos llegado ya a las 20.15h) al papel del Periodismo en el futuro y, refiriéndose a la actualidad, en las revoluciones que se están sucediendo en los países árabes. La frase más importante con la que me quedo es de Sylvie Kauffmann: "las revoluciones no se hacen con Twitter o Facebook, sino con gente. Estas herramientas, sin embargo, sí tienen un gran efecto en la velocidad y amplitud del movimiento".
El futuro del Periodismo también es una incógnita para estos profesionales. Tienen muy claro que se encuentra en la red, en los contenidos online, sin embargo, coinciden en que es necesario cambiar el modelo actual para que los periódicos puedan recibir beneficios que les permitan continuar con su actividad. Una vez más, me quedo con la conclusión de uno de los ponentes, esta vez la de Greog Mascolo, la cual me pareció la más clara y reveladora. El alemán dejó muy claro que, llegados a este punto, "es imposible cobrar a los internautas por algo que siempre han tenido gratis". La solución que propuso Der Spiegel, y que personalmente considero la más adecuada, es que lo que aparece en la red no debe ser lo mismo que se publica en papel. Es decir, ¿por qué subir los precios de una revista, solo para compensar lo que se pierde, publicando el mismo contenido en Internet? Los lectores de ambos formatos no suelen ser los mismos, explicó, por lo tanto, no deben recibir la misma información. La solución más lógica es mantener el precio de la revista ("que no debería costar más que un café"), con unos contenidos determinados y preparados especialmente para la impresión. En cuanto a Internet, como es otro formato, deberán corresponderle otro tipo de contenidos, que pueden ampliar o complementar la información de la revista impresa. Así, se seguirán comprando revistas, a la vez que se visitará la edición virtual para consultar otro tipo de información.
En general el balance de la conferencia fue positivo, si bien se trataron las cuestiones de forma bastante superficial para ser los responsables de estos cinco grandes medios, responsables también de la publicación de los cables de Wikileaks a todo el mundo. Me gustaría destacar algo que creo que es muy positivo, y que también llamó la atención del director de El País. La media de edad era bastante baja, probablemente el 70% de los asistentes fuesen estudiantes o, al menos, no sobrepasarían los 25 años. Otra cosa en la que me he fijado es que los jóvenes de este país siguen teniendo el inglés como una asignatura pendiente. Yo no soy ninguna experta, pero pude comprender perfectamente toda la conferencia, que se dio en inglés, sin necesidad de traductor. Según lo que vi a mi alrededor, la mayoría de la gente cogió los aparatos traductores de que disponía el Museo. Pensé que iba a ser otra cosa tratándose de un público tan joven.
Sin más, aquí podéis leer el artículo que publicó El País tras la conferencia, desde el que también se puede acceder a toda la información que se fue actualizando desde Twitter y Eskup a lo largo de las ponencias (otro síntoma más de que el Periodismo está cambiando).







1 comentario:

Hevia dijo...

Un artículo muy interesante; me gusta mucho el nuevo rumbo que ha tomado el blog.

Saludos!!

P.D.: la nueva dirección del blog http://sphayros.blogspot.com/