domingo, 20 de febrero de 2011

Por qué necesitamos mujeres en zonas de guerra


El diario neoyorkino The New York Times publica en su página web un artículo de Kim Barker sobre la experiencia de ser mujer y reportera durante una situación muy concreta: la guerra. A raíz del ataque sexual a la periodista de la CBS Lara Logan, Barker insta al resto de reporteras y enviadas a zonas peligrosas a no callarse su historia.
Durante años, podría decirse que desde siempre, los ataques que las mujeres reporteras sufrían en zonas de conflicto (sexuales, en su mayoría, además de violentos) han pasado desapercibidos por diferentes razones: temor o vergüenza a contarlos, miedo a descender de puesto en el medio para el que se trabaja, por considerarse síntoma de debilidad frente a los hombres, etc. Sin embargo, la periodista Lara Logan ha marcado un punto de inflexión denunciando lo que le ha ocurrido e intentando que tenga repercusión en los medios de comunicación internacionales para que no se siga ocultando y se busquen soluciones.



Barker parte de su propia experiencia, cuando fue enviada a Pakistán en 2007 y sufrió ataques mientras se encontraba entre las multitudes. Por suerte, salió mucho mejor parada que muchas de sus compañeras. Sin embargo, el miedo, la vergüenza, el temor ser vista como débil y a perder su trabajo provocaron que el suceso no quedase más que en una oscura historia. No quería quedarse en casa la próxima vez. Este es el gran problema de estos casos: la mayoría de mujeres no cuenta qué le ha pasado. De hecho, el Comité para la Protección de los Periodistas (Committee to Protect Journalists) relata ante la noticia sobre Logan que no cuenta con datos sobre ataques sexuales a mujeres, pero sí con todo lo referente a muertes y otros tipos de peligros de la profesión. Conclusión: si no se dispone de datos, si no se denuncia, poco se podrá hacer para prevenirlo.
Una consecuencia negativa de que no se sepan este tipo de datos se ha dado ya poco después de conocer la noticia de Lara Logan. Varios periodistas no han dudado en tacharla de "mártir" del periodismo, otorgándole parte de culpa: por se guapa, por buscar el peligro (se le denomina "war junkie", yonki de la guerra), por estar en un territorio islámico (otro síntoma de la ignorancia de esos periodistas, los ataques no surgen por la cultura del país, sino de la propia situación de conflicto), etc.
No cabe duda de que el desconocimiento de una situación hace que se confunda, se malinterprete y se imposibilite la búsqueda de soluciones. Las mujeres deben dar a conocer estas situaciones para sensibilizar a la población y a los medios de comunicación. La mayoría de las historias relacionadas con los abusos sexuales, la infancia o la explotación infantil, dice Barker, son contadas de manera mucho más cercana por estas mujeres. Debe perderse ese miedo al rechazo, también por parte de los directivos de los medios, para no apartarlas de las zonas de conflicto, donde el trabajo de una mujer con coraje puede ser y es igualmente competente que el de un hombre con los mismos atributos.
"More important, they also do a pretty good job of covering what it’s like to live in a war, not just die in one. Without female correspondents in war zones, the experiences of women there may be only a rumor."



Nota: el New York Times ha deshabilitado la posibilidad de introducir links en algunos blogs sin registrarse en la web, por lo que si queréis leer el artículo original de Kim Barker, basta con introducir el título del artículo (Why we need women in war zones?), "Kim Barker" y "New York Times" en cualquier buscador de Internet, y aparecerá (sino el primero) entre las primeras opciones.

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