sábado, 18 de diciembre de 2010

“Para evitar el tertulianismo, dejo siempre deliberadamente una zona de sombra en la actualidad”

Casi media vida podríamos decir que lleva Manuel Jabois (Sanxenxo, 1978) ante las páginas de un periódico. Comenzó a trabajar en el Diario de Pontevedra con tan sólo 20 años, estudiando a la vez Filología Hispánica después de abandonar Derecho. Durante los doce años siguientes, su firma pasó por las secciones de Local, Cultura, Ocio u Opinión. Ha cubierto todas las campañas electorales desde 2001 y colabora actualmente en los diarios del Grupo El Progreso y la revista Retranca. Además de realizar reportajes y entrevistas, sus colaboraciones en la publicación cultural FronteraD y la mezcla de relatos y artículos que leemos en su blog hacen preguntarse a uno si nos encontramos ante un periodista, un escritor o, como diría Kapuscinski, un “periodista-escritor”.

Se nota que lo de escribir le viene de siempre. ¿Qué fue antes, el Periodismo o la Literatura?

El periodismo. Cuando era niño organizaba en casa, con clicks, chapas o lo que fuese, ligas de fútbol, campeonatos ciclistas y hasta carreras de coches, y al acabar esas competiciones me dedicaba a escribir las crónicas en periódicos que hacía yo entonces: cuartillas cuadriculadas pegadas con Pritt. No se vendían mucho, porque sólo los distribuía por casa, pero mis padres algunas veces le tienen echado un vistazo. La literatura fue después, cuando hubo que escapar.

¿Escapar de qué?

Yo escribo de lo que me rodea, y entiendo "lo que me rodea" como un fact, como un hecho, algo real. Para eso están los periódicos: para describir un tiempo. Por eso cuando escribo ficción, que es muy poco, lo hago para salirme de lo que conozco y aventurarme en aquello de lo que no tengo idea. Cuando publiqué una novela hace unos años me preguntaron si había algo "real" en ella. No, en absoluto. De eso se trata, de escapar y de desmentirlo todo. O todo mentira, o todo verdad. La mezcla de géneros me da pánico en según qué plumas, que son casi todas.

¿Se inspira en algo o alguien para escribir, más allá de las noticias del día a día?

Sí, me inspiro en mi lector ideal. Voy poniéndole nombre y rostro en cuanto aparece. La primera carta al director que publiqué en mi vida la leyó un amigo de mi padre, y una tarde me lo dijo: “Estoy muy de acuerdo con lo que escribiste en el periódico”. Así que cuando ya empecé a firmar artículos y crónicas pensaba en ese amigo de mi padre, y si estaría de acuerdo conmigo. En cuanto un segundo me dijo que me había leído, lo cambié. Y así siempre, la verdad. Procuro exigirme, no pensar en un lector cualquiera. Hace poco descubrí que Melchor Miralles había colgado una pieza mía en su Twitter, y durante un par de semanas no me lo saqué de la cabeza mientras escribía. Fue espantoso.

¿A quién admira en Periodismo?

De Pedro J. Ramírez dijo Enric González, uno de los grandes, que “técnicamente” era el mejor periodista de España. Probablemente esté de acuerdo, no se lo podría asegurar. Al propio González lo admiro; sus crónicas son brutales. El que más me influyó no a la hora de escribir, sino a la hora de mirar la actualidad, fue Arcadi Espada. El mejor articulista, Umbral. Otro cronista extraordinario, Carlos Arribas. Podríamos estar así toda la tarde, así que le citaré a un maestro muerto, que es Julio Camba.

¿Y en Literatura?

En Literatura hoy, concretamente, me toca admirar a César Vallejo y muchos otros días a Scott Fitzgerald. No tanto por razones literarias, que las hay, como por lo que significaron en su momento.

¿Qué opina sobre la situación actual del Periodismo? ¿Cree que esta crisis proviene del lado de las empresas o estaría causada por las nuevas herramientas y prácticas periodísticas?

La crisis se debe principalmente a no saber vender el módulo de publicidad en una pantalla de ordenador de la misma manera que en el papel. Es una crisis económica relacionada con algo muy traumático, como la adaptación a un mundo nuevo y el entierro de lo antiguo, que siempre provoca cierta zozobra. Si me pregunta por el periodismo en general, le diré que Internet ha traído una edad de oro muy mal pagada. Se escribe más y mejor que nunca, se saben más cosas y lee las noticias un número extraordinario de gente. Y todo eso, de momento se está haciendo gratis, lo cual es insostenible.

Se suele decir que el Periodismo español se caracteriza, generalmente, por el cotilleo, la prensa rosa y el partidismo. ¿Comparte esta afirmación? ¿Qué falla en el ámbito español de esta profesión?

No la comparto porque no creo que haya un periodismo español diferente a un periodismo estadounidense, pongo por caso. En todos ellos se exige saber de la vida frívola del otro y en todos ellos hay una dependencia, cuando no económica, sí intelectual de un cierto grupo de poder o de unas siglas políticas. Pero no son los partidos los que mandan, sino los votantes de esos partidos los que exigen que un periódico no se desvíe de la línea. Los descontentos de ABC se van a El Mundo o La Razón y viceversa; los descontentos de El País se buscan la vida en Público o en lo primero que ellos consideren que dicen lo que ellos piensan. Muchos lectores compran un periódico para convencerse a sí mismos de que tienen razón: quieren afianzarse con él, encontrar a alguien que diga con palabras bonitas, o perfectamente malsonantes, lo que ellos piensan. Por supuesto, no pretendo generalizar, pero en este país, que es el que conozco, hay mucho lector militante.

¿Compartiría entonces la afirmación de Bernardo Díaz Nosty (el cual dio una conferencia hace dos semanas en esta misma universidad) de que el problema de nuestro periodismo es la confusión entre opinión e información, cosa que no pasa en otros países?

No sé lo que ocurre en otros países, pero Díaz Nosty tiene toda la razón del mundo. Además, los periodistas inteligentes, creyéndose que nadie lo es más que ellos, infiltran su opinión no en adjetivos o subordinadas infames, sino en sutiles adverbios, que es algo profundamente malévolo. Los "aún", los "ya", los "ahora". Todo muy charm.

Centrándonos en Galicia, donde trabaja usted ¿cree que se dan también estas características?

En Galicia todo más, por supuesto (afirma rotundamente entre risas). No, en serio, creo que en Galicia pasa exactamente lo mismo que en cualquier parte. No somos especiales.

Siendo tradicionalmente una zona más rural, con una media de edad más alta y relativamente “aislada” del resto de la Península, y con temas muy diferentes de, por ejemplo, los diarios locales madrileños, ¿cómo afectan las nuevas herramientas tecnológicas y las técnicas periodísticas a los periódicos gallegos? ¿Cree que se está produciendo el cambio del papel a la red al mismo tiempo que en el resto del mundo?

No dispongo de datos. En los diarios locales va más despacio, eso es seguro, pero porque ni hay capacidad económica para tener dos redacciones paralelas. Cada vez hay más conciencia de la importancia de Internet, pero no urge, no es algo prioritario: los diarios locales, en ese sentido, tienen más margen de actuación. Su competencia es pequeña, y su arraigamiento en las ciudades extraordinario.

Tocando, por último, un tema muy de actualidad: Wikileaks. ¿Qué opina sobre el tratamiento que le dieron los medios a esta “bomba”, poniéndola por encima de las elecciones catalanas y resultando ser, en definitiva, una explosión de cotilleos?

Wikileaks está siendo al periodismo lo que Harry Potter a la literatura infantil. Una maravilla que atrae a lectores y que exhibe las tripas del mundo diplomático como nadie lo había hecho. Que se hable del bótox de Gadafi o de lo que sea tanto tiene: la culpa no es de Wikileaks, sino de las grandes naciones, que son las que están informando de eso. Es el periodismo en crudo: la información ahí puesta, en su pureza, servida no en el plato, sino en el propio océano. Ni un adjetivo de más. Fascinante.

Y del lado contrario nos encontramos con toda la censura que, por desgracia, todavía existe.

En efecto, es muy paradójico. Tanta información de tantas cosas y tan poca de otras, en ocasiones muchísimo más importantes.

Está, por ejemplo, el caso del conflicto de Al Aaiún. ¿Cree que es tolerable que un país como España siga sin actuar de ninguna manera y que además los medios de comunicación no tengan acceso a prácticamente ningún dato oficial, siendo un servicio para los ciudadanos?

Para evitar el tertulianismo, esa práctica infame, dejo siempre deliberadamente una zona de sombra en la actualidad. Quiero decir que más por extravagancia que por otra cosa, hay algún tema caliente al que no le presto atención nunca. Por ejemplo El Aaiún, el Sáhara, la Marcha Verde y todo ese lío que hay ahí abajo. No sé cuándo fue todo eso español, por qué lo fue y cuándo dejó de serlo. No tengo ni idea de qué hacía el histérico de Willy Toledo pegando voces en el Congreso. No sé por qué dejó de comer Aminatu Haidar ni qué está haciendo Marruecos en esos campamentos, aunque me temo lo peor de un Estado así.

Son cerca de las 7 de la tarde e, incluso telefónicamente, se puede apreciar el ambiente en la redacción del Diario de Pontevedra, donde se encuentra en este momento Manuel. Se puede escuchar el ajetreo, el ruido de los ordenadores y el eterno sonido del teléfono. Él mismo comenta, con una mezcla de cansancio y nerviosismo que “a estas horas, esto está que hierve”. A pesar de haber terminado ya, me pide que le llame en otro momento porque “hoy tengo revueltos a Wikileaks por un lado y a los catalanes por el otro”.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Manifestación en favor de Wikileaks. Madrid.








Imágenes (C) MRF 2010

11 de diciembre de 2010, Madrid|
Manifestación delante de la Embajada británica en favor de Wikileaks y de la liberación de Julian Assange.